Desmenuzar la madrugada y sus enigmas,
y en los surcos que el insomnio rasga en la epidermis de las horas,
sembrar curiosidad y cultivarla.
Crucificar al resquemor y sus angustias,
y en las exequias de los restos del fracaso,
rescatar una muestra de ilusión y fecundarla.
Bordar la esperanza y sus caminos,
y en el punto de cruz con que el presente anota sus haberes,
recoger la cuenta de la vida y abonarla.
Defenestrar al desconcierto y sus temores,
y en la cicatriz que dejan como herencia,
ensillar un grito de alegría y cabalgarlo.
Reconstruir el porvenir y sus ofertas,
y en el volver a empezar que se inscribe en los anales,
optar por ser feliz sin condiciones.
Desmigajar el pasado como si fuera fácil
aceptar las palabras como si no fueran vanas
domesticar la congoja como si fuera un gato
medicar la esperanza como si estuviera en coma
reciclar la experiencia como si fuera dable
expender el tiempo como si no acabara.
A la postre alborea el anhelo de apostar a todo o nada,
porque la noche, tan terca cuanto opaca,
rechaza resistir a sus heridas y muere sin decir ni pío.
Huérfano de estrellas, amanezco indemne.
[Bruno Kampel]
Nenhum comentário:
Postar um comentário